Mientras voy conduciendo viendo un cielo azul y despejado, pienso que hay días que las cosas salen mejor, mejor que lo previsto y suele coincidir cuando antes de entrar a trabajar dejas tus expectativas en casa. Ayer, por ejemplo, pensaba que la guardia, en esta época infernal de gripe no sería buena y aunque iba acondicionando mi estado emocional para la batalla (que suponía me iba encontrar), con esa expectativa, la sopresa se produjo. La jornada de ayer fue tranquila.
Abrirnos a la experiencia del día a día sea cual sea, viendo en cada momento y no por anticipado, nos ayuda a tomar mejores decisiones.
Para mi este es un pensamiento-aprendizaje:
Antes de entrar a trabajar, sintonízate y deja tus expectativas en casa.