Nuestro cerebro es capaz de transformarse a lo largo de toda nuestra vida. Esta sorprendente capacidad conocida como neuroplasticidad, le permite generar nuevas neuronas y establecer nuevas conexiones entre ellas. Para entrenarla, es necesario enfrentarse a lo desconocido, la diversidad y los estímulos desafiantes
Tocar un instrumento o viajar, por ejemplo, reúne estos tres ingredientes para estimular nuestro cerebro.
Nos gusta viajar. Sólo con escuchar esa palabra nos emocionamos, nos ilusionamos y dejamos volar nuestra imaginación…Ya sea una escapada corta, unas vacaciones a un lugar paradisíaco o un viaje con un propósito especial.
Viajar suele ser un elemento indispensable en nuestras vacaciones. Más allá del placer y de la desconexión, es beneficioso para nuestro cerebro y puede tener un impacto positivo en nuestra salud mental.
¿Qué ocurre en nuestro cerebro cuando nos aventuramos en un viaje?
- Estimulación cognitiva: Cuando viajamos, nuestro cerebro se ve sometido a una oleada constante de nuevos estímulos. Desde aprender nuevas palabras en un idioma extranjero, hasta adaptarse a diferentes horarios y costumbres, nuestro cerebro se mantiene alerta y en acción. Esta adaptabilidad fortalece nuestras conexiones sinápticas y puede mejorar nuestras habilidades cognitivas, como la memoria, la atención y la resolución de problemas, incluso a largo plazo
- Reducción del estrés y mejora del bienestar emocional: Cuando planificamos y anticipamos un viaje nuestro cerebro se inunda de de dopamina, generando una sensación de emoción y bienestar. La exposición a nuevas experiencias y entornos estimula igualmente la liberación de esta hormona, relacionada con el placer y la felicidad, lo que nos ayuda a desconectar y disfrutar de momentos de relajación. Además, al sumergirnos en diferentes culturas y formas de vida, desarrollamos una mayor empatía y tolerancia, lo que contribuye a nuestro bienestar emocional. Los viajes nos brindan también la oportunidad de desconectar, reflexionar y renovar nuestra perspectiva de vida. Estos momentos de introspección fortalecen nuestra resiliencia y nos ayudan a enfrentar los desafíos de manera más efectiva
- Estimulación sensorial: Durante un viaje, nuestros sentidos se encuentran en constante actividad. Desde el aroma de un mercado local hasta el sonido de una lengua desconocida, los colores vivos de un paisaje o las nuevas texturas que acaricia nuestra piel, nuestro cerebro procesa una variedad inmensa de estímulos sensoriales. Esta estimulación activa diversas áreas del cerebro, como el hipocampo y la corteza sensorial, fortaleciendo así nuestra capacidad de percepción y memoria.
- Potenciando la creatividad: Cuando nos enfrentamos a lo desconocido, nuestra mente se ve obligada a buscar nuevas soluciones y perspectivas. Esto estimula la creatividad y la capacidad para pensar de forma innovadora. Distintos estudios han demostrado que la exposición a diferentes culturas y entornos fomenta la creatividad y la flexibilidad mental. Además, los viajes también pueden inspirarnos al exponernos a obras de arte, arquitectura y paisajes impresionantes que despiertan nuestra imaginación (Chen et al., 2020).
Así que, aprovecha tus vacaciones y deja que el viaje “haga su magia”. Permite a tu cerebro que se relaje, se nutra y se transforme en cada aventura.
Tu bienestar emocional te lo agradecerá.
Referencias bibliográficas
- Kumar A et al. Waiting for Merlot: Anticipatory Consumption of Experiential and Material Purchases. Psycological Science Vol 25, Issue 10
- Godart et al. Fashion with a foreign flair: professional experiences abroad facilitate the creative innovación of organizations. Academy of Management Journal. 2014. Vol 58, no.1
- Hajo A et al. The shortest path to oneself leads around the world: living abroad increases self-concept clarity. Organizational Behaviour and Human Decision Processes. 2018. Vol 145. 16-29