La mayoría de nosotros admiramos a los líderes que pueden capear las tormentas de la vida mientras nos guían apuntando hacia los tiempos más brillantes que tenemos por delante. Hoy es el día para que tú hagas lo mismo, tengas o no un rol «oficial» de liderazgo. El secreto: inteligencia emocional.

Este mensaje fue que dió Jean Ann Larson, Ed.D., Coordinador de Desarrollo de Liderazgo de la Escuela de Medicina, quien se unió a la Unversidad de Alamaba en 2016 con el mandato de intentar ofrecer su mensaje como «un catalizador para la transformación positiva de la cultura en toda la Medicina»

El factor más importante para crear una cultura positiva, dijo Larson, es el de impulsar la inteligencia emocional, es decir, la capacidad de reconocer y controlar nuestras emociones.

Todos mejoramos un poco en esto a medida que maduramos, pero en el momento en que comienzas a estar muy estresado, pierdes el sueño, te enfermas, tienes hambre o te preocupas, se vuelve difícil aprovechar la Inteligencia Emocional que tienes. Si estoy estresado, es más probable que critique a alguien, que asuma cosas negativas, que cuente una historia en mi cabeza que puede estar lejos de la verdad «.

Si «puede aprovechar sus emociones de una manera productiva, puede ser más creativo y colaborativo», dijo Larson. “Le ayuda a desempeñarse mejor y mantenerse productivo en situaciones estresantes. Todos estamos atravesando una situación estresante en este momento con la COVID – 19, pero continuaremos teniendo situaciones estresantes toda nuestra vida «.

 

Comienza contigo mismo/a

Desarrollar la Inteligencia Emocional es una habilidad continua. Eso significa que deberemos trabajar en ello poco a poco, a partir de hoy, construyendo autoconciencia y autorregulación o autogestión.

«Lo más difícil que manejas en cada situación eres a ti mismo«, Todos y todas tenemos personas a nuestro alrededor que nos buscan, pero no siempre sabemos detectarlas o escucharlas. Esas personas buscan en nosotros una dirección pero también señales emocionales por nuestra parte. Aprovación, compromiso, colaboración… la Inteligencia Emocional también debería servirnos para ayudarles y gestionar con nuestras habilidades emocionales, las necesidades de nuestro entorno. Cuando más calma consigas, más te tendrán como referencia”.

Hoy, las emociones más comunes que tú y sus compañeros de trabajo, familiares y amigos probablemente experimentan son el estrés, la ansiedad y el miedo. «La Inteligencia Emocional es probablemente más importante ahora que nunca«, dijo Larson. «Nos ayuda a lidiar con el cambio, la incertidumbre, la ambigüedad, y se podría argumentar que son cosas que todos necesitamos ahora«.

Entonces, ¿por dónde empezar?

 

Cuídate

Saca tiempo para las actividades que te ayudan a relajarte. Piensa en cocinar, leer o escuchar música. Y no olvidar la actividad física. 

 

Establece un horario

Tanto si tendrás que quedarte en casa, aislada, como si te vas a enfrentar a un mar de incertidumbres y de cambios de protocolos constantes en el trabajo, intenta mantenerte fiel a un horario emocional interior, y repitelo como una rutina protectora. Este puede basarse en pequeños detalles que le dan sentido al día a día, aquellas cosas que pertencen a tu mundo y que activan determinadas facetas de tu emocionalidad que te hacen sentir bien.

 

Escucha y comparte

Pregunta a tu equipo: ¿Cómo te va? ¿Cuáles son tus preocupaciones? ¿Qué necesitas?

En ese sentido, el profesor Larson también alienta a su equipo a mirar hacia adelante. Les dice «Piensa en los momentos difíciles por los que has pasado», “Lo superaste y nosotros lo superaremos. ¿Cuáles son las cosas productivas que podemos estar haciendo mientras tanto?»

 

APROVECHA LA TECNOLOGÍA PERO REDUCE LA VELOCIDAD

«La autorregulación es difícil cuando estás bajo estrés, pero necesitamos aprender a hacer una pausa antes de reaccionar«. Aprender a conectar con el universo digital, lleno de posibilidades, es tan importante como aprender a hacerlo progresivamente y recordarnos de lo importante que es desconectar.

 

tEn paciencia contigo mismo y con los demás

«Todos nos estamos adaptando a nuevas herramientas y procesos en un momento estresante«, para ello «ser muy pacientes entre nosotros y con nosotros mismos a medida que aprendemos hace que nuestra nueva forma de trabajar y entender la realidad sea mucho más efectiva».

 

Practica para inspirar

La investigación y evidencia científica disponible indica que la Inteligencia Emocional es muy presente en el 90% de casos de éxito vital, profesional y de autorealización. Eso se deba al hecho de que «la Inteligencia Emocional se trata realmente de la autoconciencia y la autorregulación».

 

diseminando con emociones

La autoconciencia es la capacidad de reconocer y comprender tus estados de ánimo, emociones e impulsos, así como su efecto en los demás. Para practicar con la propia autoconciencia, puedes preguntarte: ¿Cuál es mi estado emocional actual?, ¿Estoy experimentando sentimientos y emociones discretas?, ¿Puedo nombrarlos?

A medida que vayas identificando las emociones, dilas en voz alta o escríbelas.

Siente tus emociones físicamente.

Presta atención a tus emociones y comportamientos y comprueba si reconoces patrones a lo largo del día. Reflexiona sobre la conexión entre tus emociones y tu comportamiento. Identifica quién y qué presiona sus botones.

Para mejorar en tu capacidad de autoevaluación, puede pedirle a un familiar o a un amigo/a de confianza que describa tus fortalezas y debilidades. Compartid luego las perspectivas con tu propia autoevaluación.

 

Domar las emociones

La autorregulación es la capacidad de controlar o redirigir los impulsos y estados de ánimo disruptivos y su capacidad de pensar antes de actuar. Una vez más, puedes realizar ejercicios para incorporarlos a tu rutina diaria:

Practica la moderación escuchando primero, haciendo una pausa y luego respondiendo.

Cuando te sientas frustrado, detente e identifica lo que provocó esa emoción.

Crea respuestas efectivas a situaciones estresantes al encontrar estrategias para alterar un estado de ánimo negativo.

Pregúntate: «¿Qué es lo peor que puede pasar?» para considerar la realidad de la situación.

Intenta incorporar regularmente el ejercicio, el yoga o la meditación para aumentar tu capacidad de controlar tus emociones y relajar tanto el cuerpo como la mente. El ejercicio regula tus emociones liberando endorfinas, adrenalina, serotonina y dopamina.

Duerme y descansa adecuadamente. Sin sueños y descansos adecuados, incluso con las mejores intenciones, te será muy difícil domar tus emociones.

 

 

Esta es una versión traducida del texto de Matt Windsor

[artículo original +]

 

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